Por qué tu pelo rojo como el fuego,
me martiriza, me apresa y me fascina.
Por qué tus ojos me destrozan el alma,
y tu cuerpo es un ángel de parafina,
que se derrite al contacto de mis labios.
¿Por qué? porque es sólo un vano sueño
que se vierte en el límite de mi pupila,
produciendo lagrimas saladas.
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