jueves, 4 de agosto de 2011

EL PRECIO DEL AMOR


-No me puedes dejar-dijo ella-¿sabes lo que he tenido que hacer para que este junto a ti...?

-Nunca te he obligado a hacer nada-dio una última calada a su cigarrillo, y haciendo catapulta con su dedo, lo lanzó fuera por la ventana.

-¿Este es el precio del amor? Así es cómo al final me he de quedar; tirada en este maldito motel y tú yéndote en busca de otra. Se acercó a él y cuando le iba a dar una bofetada sus manos raudas la aprisionaron contra el pecho de él.

-No comprendes-dijo tragando saliva, no podía derrumbarse ahora-que me he de marchar por que te quiero, al final acabaran matándote y yo podría vivir sin ti. Prefiero no tenerte a saber que te marchaste de este mundo por mi culpa...

Ella iba a decir una réplica pero fue acallada por un enorme beso. Sus lágrimas le mojaron la mejilla a ella, y en ese momento comprendió que se iba para hacer el trabajo que tenía que hacer… salvarla.

De la antología "Microclímas Parte I La Puerta"

miércoles, 3 de agosto de 2011

CRONOPOS 01

El otro día meditando yo, como uno día más anclado en el sillón. Esperando que la musa, me escupiera en la cara, me gritara al oído o me chillara las palabras. Asombróme yo al comprobar, como un cronopo vino a vagar. Al principio no lo vi, mas como todo el mundo sabrá, a un cronopo hasta que no lo veas, no lo conocerás.
Parecía confuso, él, no yo. Pues no saber que era, no podía ver que parecía. Pero el cronopo se acercó y parece que decía:
"Buen señor, ayúdame, soy un cronopo ¿sabe usted?"
Y en ese mismo instante en el que fui a eructar:
"Eres un cronopo"-dije señalando aquella cosa que no podía estar. Casi sonrió ante mi pasividad.
El cronopo como una sombra en la noche, desapareció.
Aún hoy miro, ese sitio donde un día creo vi, la sombra raída, de un cronopo, al menos es lo que creía. Pues parece ser que el tiempo lo vuelve a uno, sombra en la mente. Olvidas en su huida, que alguna vez fue presente. Y vigilo y vigilo, cada sombra en mi sillón, esperando que de nuevo el cronopo aparezca... diciendo "hola, buen señor soy un cronopo" y yo recuerde por fin aquello que me enseñó.

martes, 2 de agosto de 2011

POEMA A TRES VOCES


Atesórame entre tus ojos
cógeme entre tus brazos
y vuélveme loco.
El palpitar de mi corazón se compara
al son de la campana.
Coge la bestia que llevo dentro,
come el trozo del latido
que portas en tu mano
pues es la parte de tus ojos
que se ha hecho carne.
Siente el calor que tengo dentro de mí.
Abrasador, palpitante, eruptado.
Quema el respirar, incluso lento.
En las calles vacías, vago
donde no encuentro tu figura,
tu sombra me persigue como un mal sueño,
creado por la vileza de mi mente ante tu perdida.
Soy un fantasma
leve jugo ante tus manos
y tu no lo sabes.