miércoles, 3 de agosto de 2011

CRONOPOS 01

El otro día meditando yo, como uno día más anclado en el sillón. Esperando que la musa, me escupiera en la cara, me gritara al oído o me chillara las palabras. Asombróme yo al comprobar, como un cronopo vino a vagar. Al principio no lo vi, mas como todo el mundo sabrá, a un cronopo hasta que no lo veas, no lo conocerás.
Parecía confuso, él, no yo. Pues no saber que era, no podía ver que parecía. Pero el cronopo se acercó y parece que decía:
"Buen señor, ayúdame, soy un cronopo ¿sabe usted?"
Y en ese mismo instante en el que fui a eructar:
"Eres un cronopo"-dije señalando aquella cosa que no podía estar. Casi sonrió ante mi pasividad.
El cronopo como una sombra en la noche, desapareció.
Aún hoy miro, ese sitio donde un día creo vi, la sombra raída, de un cronopo, al menos es lo que creía. Pues parece ser que el tiempo lo vuelve a uno, sombra en la mente. Olvidas en su huida, que alguna vez fue presente. Y vigilo y vigilo, cada sombra en mi sillón, esperando que de nuevo el cronopo aparezca... diciendo "hola, buen señor soy un cronopo" y yo recuerde por fin aquello que me enseñó.

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