sábado, 3 de septiembre de 2011

LOW BATTERY

(20%) La luz parpadeaba, me estaba avisando de que tenía sólo una oportunidad. Adapté mi escritura para poder escribir el código de una forma rápida, breve y que pudiera llegar, escribía, escribía tan rápido como pudiera...

(10% Guarde sus datos y cargue la batería) Este aviso por voz, aquellas voces femeninas y algo robóticas, era importante. Me quedarían algunos minutos antes de que todo se apagara. El código lo tenía por la mitad, "venga, venga" la cabina estaba cada vez más fría. Fuera: la oscuridad completa, sentía menos mis dedos...

(5%) La holo-pantalla vibró un poco, casi se apagaba... Pero estaba terminando el código para dar la señal...

(1%) Y justo antes de apagarse todo, de que mi mundo, la cabina de SOLILOQUIO con destino Júpiter se apagará por completo y empezara a vagar en el espacio, puede dar a enter y mandar el código con la baliza de rescate... pero sin más instrucciones. Los datos estaban enviados, mi futura posición no podía calcularse por la falta de energía en las baterías de los ordenadores. Ahora vagaría durante mucho tiempo... Si al menos tuviéramos repuestos de más de 7 horas.

Los últimos cuadros de mandos se apagaron. La oscuridad se hizo en el módulo mientras desde el espacio, el tenue y alejado Sol, intentaba colarse poco a poco; Para enseñar el cuerpo congelado del único tripulante vivo.

martes, 30 de agosto de 2011

MENSAJE EN UNA BOTELLA


Y ahora a quién podré amar yo-se dijo mirando las olas del mar, como se alejaban de la playa. Con la fotografía mojada y rota de ella: un vestido corto, blanco se agitaba al más leve viento, como un soldado pidiendo rendición ante tanta belleza. Deslizó su mirada y ante su asombro, a lo lejos, apareció como un mero fantasma, ELLA, sonriendo. Al acercarse veloz, aquella presencia le intentó acariciar mientras él lloraba... Cuando fue a apartar su pelo, mecido por el viendo, ella se volatilizó, pero su sonrisa fue la última en desaparecer, igual que aquel gato de chiste, ante sus ojos.

Recogiendo la fotografía que voló hasta sus pies, miró al sol pues moría cayendo lentamente sobre el mar, y sonrió.

Había entendido el mensaje.

Agradecimientos: A Hamish Paz y la modelo Priscila Toledo.

lunes, 8 de agosto de 2011

LA PUERTA

Las puertas no solo te llevan de una habitación a otra, de un sitio hacia otro si no también, pueden hacerlo, si tú eliges o te eligen ellas a ti, a otros mundos.

La raedura, el ser amorfo, donde reside aquella oscuridad que no deseas contemplar, también tiene ventanas; y a veces, por ellas, se cuela la fetidez que mora en ese mundo. No solo es una fetidez física si no también psíquica. Recordáis esa sensación que tenéis al entrar en un edificio, ese malestar, eso, lo produce la raedura. Y si nosotros podemos sentirla de este lado, porque creéis que los otros no pueden. La bruja piruja, el coco, el hombre del saco, habitantes todos de La Raedura. Ella vive, nace detrás de esa puerta…

Y esa puerta es la que todos nos construimos para encerrar en aquella habitación, todo lo que no queremos saber más de ello.

Imaginad conmigo, dentro de vosotros, una enorme puerta semejante a aquellas de los castillos. De enormes láminas de madera recién cortada, con goznes de plata o clavos de oro. Imaginad que en la habitación que custodia, introducís todo aquello que no queréis saber: cuando os rompieron el corazón por primera vez, el día que se murió aquella persona que amabais mucho o simplemente todo el rencor y odio que no deseáis tener en vuestra vida.

Y llega el momento de olvidarse de esa habitación, pero más aún, olvidaros de la puerta. Sin quererlo, pues así es el ser humano, se olvida hasta de que creamos la puerta. Y ella por supuesto, con el tiempo, después de descuidarla se aja, la madera se comba, se oscurece, pierde todo el color, el dorado se desluce, los goznes se ensucian o por la madera húmeda, empiezan a correr gusanos y el musgo, a invadir todo entre territorios de óxido.

Pero hay algo que no sabemos.

Detrás de esa puerta, en la habitación que hemos olvidado ha nacido algo. Mejor dicho ha venido algo. Todo lo que hemos guardado ahí ha traído a la raedura, pues lo que en esa habitación permanece es su alimento. Y creedme, la sentiréis. Como os corroe por dentro. Va comiéndose aquello que no queréis, pero más aún, ella crecerá y deseará salir. Atravesando esa puerta cada vez más olvidaba y por ende más descuidada. Y cuando lo haga, lo comprobareis. Os sentiréis como si perdierais algo, y al principio no será nada, pero al final cuando la raedura este en este mundo la sentiréis, sintiendo a otras.

¿Recordáis esas sensaciones de ver por el rabillo del ojo, algo que no está ahí pero si está? Así es como se puede ver a la raedura, porque ella es tanto monstruo como mundo. Una dimensión de caos y muerte. Pero se pueden diferenciar, a veces. La raedura, es el monstruo, la llave para abrir un agujero en nosotros, en nuestra realidad y dejar paso a los zarcillos de La Raedura, un mundo donde el dolor es como el respirar.

Para ella su permanencia en este mundo es por medio de nuestras emociones, la podréis ver, pero sobre todo sentir, cuando la raedura ha salido de vosotros o de alguien. Cuando esa puerta la ha traspasado y su masa amorfa está en este mundo. Se la puede ver como un televisor mal sintonizado, al principio solo la vemos por el rabillo del ojo pero, mientras aún, sigue consiguiendo poder de nosotros, ella va tomando forma monstruosa: pasa de convertirse en un fantasma, a una sombra desenfocada, con el mal sintonizado todavía, pero va tomando forma de su poseído. Hasta que al final lo fagocita, y se convierte en una sombra malvada de él. Pero antes de completarse, para poder subsistir en este mundo abre una brecha, una vagina en nuestro plano, hacia La Raedura, sé que no lo comprenderíais porque yo aún no lo comprendo es algo que un ser humano sólo puede sentir.

Y todo esto lo sé, me podéis creer o no creer. Pero ahora mismo, mientras termino de escribir esto, la siento como gime en aquel rincón. Anoche mientras dormía ella salió de mí, como un hijo nonato y se ancló en la esquina, rompió mi puerta y ahora desde ahí esa cosa esta chupándome la poca vida que me queda. Me cuesta mover los dedos sobre la dureza de las teclas de la vieja máquina de escribir, mientras pensaba que hacer he sentido como me hablaba tenía mi voz pero estaba distorsionada, ahora sé que también hablan al final, como si miles de insectos se movieran. Creo que si miro a la pared podré ver los zarcillos que salen por la grieta y, no me gusta el mundo que puede haber ahí dentro. Al menos tengo fuerzas y sé que si me pegó un tiro puede que esto acabe.

No quiero que use mi piel como si fuera su disfraz.

Atte un loco.

De la antología "Crónicas de la raedura"

domingo, 7 de agosto de 2011

VERSOS EN EL AIRE DE LA NOCHE

Parda la luna que se posa en tu lamento,
que hace rielar el dolor de la pérdida
ya por siempre descrita
en las pulcras sábanas rubricadas
por tus lágrimas
por el fin de la desdicha.

Oscuro es el agujero
que portas en el pecho,
bello creador doliente.

Oscuro es la noche
que en ella imploras
el sufrimiento de tu carne
más leve que tu alma.

Cae la tarde,
donde Morfeo te acoge
por el cansancio extenuado,
y quizás yo transcribo lo que sientes
como parca de tus sentimientos,
para como un burdo campesino
dejar de crecer el latido
que aún bajo la atenta mirada del otro
testimonia la rúbrica de sus besos.

jueves, 4 de agosto de 2011

EL PRECIO DEL AMOR


-No me puedes dejar-dijo ella-¿sabes lo que he tenido que hacer para que este junto a ti...?

-Nunca te he obligado a hacer nada-dio una última calada a su cigarrillo, y haciendo catapulta con su dedo, lo lanzó fuera por la ventana.

-¿Este es el precio del amor? Así es cómo al final me he de quedar; tirada en este maldito motel y tú yéndote en busca de otra. Se acercó a él y cuando le iba a dar una bofetada sus manos raudas la aprisionaron contra el pecho de él.

-No comprendes-dijo tragando saliva, no podía derrumbarse ahora-que me he de marchar por que te quiero, al final acabaran matándote y yo podría vivir sin ti. Prefiero no tenerte a saber que te marchaste de este mundo por mi culpa...

Ella iba a decir una réplica pero fue acallada por un enorme beso. Sus lágrimas le mojaron la mejilla a ella, y en ese momento comprendió que se iba para hacer el trabajo que tenía que hacer… salvarla.

De la antología "Microclímas Parte I La Puerta"

miércoles, 3 de agosto de 2011

CRONOPOS 01

El otro día meditando yo, como uno día más anclado en el sillón. Esperando que la musa, me escupiera en la cara, me gritara al oído o me chillara las palabras. Asombróme yo al comprobar, como un cronopo vino a vagar. Al principio no lo vi, mas como todo el mundo sabrá, a un cronopo hasta que no lo veas, no lo conocerás.
Parecía confuso, él, no yo. Pues no saber que era, no podía ver que parecía. Pero el cronopo se acercó y parece que decía:
"Buen señor, ayúdame, soy un cronopo ¿sabe usted?"
Y en ese mismo instante en el que fui a eructar:
"Eres un cronopo"-dije señalando aquella cosa que no podía estar. Casi sonrió ante mi pasividad.
El cronopo como una sombra en la noche, desapareció.
Aún hoy miro, ese sitio donde un día creo vi, la sombra raída, de un cronopo, al menos es lo que creía. Pues parece ser que el tiempo lo vuelve a uno, sombra en la mente. Olvidas en su huida, que alguna vez fue presente. Y vigilo y vigilo, cada sombra en mi sillón, esperando que de nuevo el cronopo aparezca... diciendo "hola, buen señor soy un cronopo" y yo recuerde por fin aquello que me enseñó.

martes, 2 de agosto de 2011

POEMA A TRES VOCES


Atesórame entre tus ojos
cógeme entre tus brazos
y vuélveme loco.
El palpitar de mi corazón se compara
al son de la campana.
Coge la bestia que llevo dentro,
come el trozo del latido
que portas en tu mano
pues es la parte de tus ojos
que se ha hecho carne.
Siente el calor que tengo dentro de mí.
Abrasador, palpitante, eruptado.
Quema el respirar, incluso lento.
En las calles vacías, vago
donde no encuentro tu figura,
tu sombra me persigue como un mal sueño,
creado por la vileza de mi mente ante tu perdida.
Soy un fantasma
leve jugo ante tus manos
y tu no lo sabes.